Cómo hacer del running un hábito

Un runner no solo es una «persona-que-corre». Es una persona que ha adquirido el «hábito de correr«, y lejos de suponer una obligación, es una actividad gratificante, porque le produce efectos muy positivos en la mente y sensaciones corporales muy agrdables. Forma parte de su estilo de vida.

¿Has intentado miles de veces coger el hábito de salir a correr y siempre abandonas? ¿Te sientes culpable por no cumplir con tus entrenamientos? ¿Quieres hacerlo porque no amas a tu cuerpo?

Si te encuentras en alguna de las situaciones, lo que viene a continuación, te interesa.

Hazte la siguiente pregunta: ¿por qué quiero empezar a hacer running? Seguro que lo primero que piensas es en quitarte unos kilos de más, tonificar, quitar el flotador, ganar volumen…Y aquí es donde se avecinan tormentas.

Si nos marcamos objetivos físicos, estos tardarán mucho en llegar, y una vez conseguidos, desaparecen con rapidez. Además, nacen de sentimientos negativos hacia tu cuerpo: odio, rabia, vergüenza y/o frustración. ¡Y viene con un extra! Un pensamiento dicotómico: «o tengo un cuerpo 10 o no lo tengo». Las medias tintas te van a generar más insatisfacción y frustración del que ya traías de tu vida sedentaria: «sí, 3 kilos menos, pero no consigo tener unas piernas finas y largas».

Cambia el planteamiento

Transforma este objetivo basado en resultados físicos en un objetivo centrado en resultados funcionales. Por ejemplo: me gustaría ser capaz de subir escaleras sin fatigarme, terminar una media maratón, jugar a baloncesto con mi sobrina, poder ir en bici al trabajo sin echar los pulmones,… Es decir, quiero mejorar mi forma fisica para poder disfrutar de mi cuerpo.

No voy a hacer running hoy para enseñar mi cuerpo mañana, en la playa o en Instagram, voy a empezar a entrenar hoy para poder disfrutar de mi cuerpo el resto de mis días. ¿Te ha ocurrido alguna vez que, has dicho que no a planes que implicaban mostrar tu cuerpo? ¿O planes que requerían una condición física que tú creías no tener?

Este nuevo planteamiento te permitirá ser más sensible a tus progresos, disfrutar más del recorrido, y obtener un refuerzo intrínseco del running: el bienestar fruto del chute de endorfinas en nuestro cerebro. Además, generará sentimientos positivos hacia tu cuerpo: admiración, respeto y gratitud.

Cuidar tu cuerpo permite que funcione, y esto te va a dar la posibilidad de compartir momentos y experiencias con las personas a las que quieres.

Considéralo una prioridad

Antes de empezar con el cómo, tenemos que tener claro que te surgirán planes incompatibles con salir a correr, y esto dificultará que se convierta en un hábito.

Unas cañas, una cena, un viaje, un cine… o incluso una resaca. Tu hábito tiene que ser la prioridad frente a todos estos planes, de modo que flexibilices tus planes sociales y los acomodes a tu horario de entrenamiento.

Al principio, te resultará complicado, sobre todo porque no suele gustar a los demás. Es posible que tú también lo hayas criticado alguna vez. Pero si tú no respetas tus propios objetivos personales, los demás tampoco lo van a hacer no te apoyarán ni te tomarán en serio.

Lo importante es empezar

No debes correr ningún tiempo. El principal objetivo es salir de casa con las zapatillas puestas, y darte la oportunidad de intentarlo. Una vez que estás fuera, deja que tu activación haga el resto.

No te plantees tiempos, ni kilómetros. Corre cuanto tú quieras. Te recomiendo plantearte un objetivo mínimo, es decir, un objetivo con el que salir a la calle como 10 minutos, o menos, incluso. Algo que te resulte fácil de conseguir y de visualizar, y no genere pereza.

Eso sí, puedes ir anotando los días que sales, de modo que te empiece a gustar la idea de ver días consecutivos conseguidos. Te ayudará con la motivación porque te irás sintiendo satisfecho/a.

Un principiante puede consderar un fracaso tener que parar a coger aire un par de minutos a mitad de recorrido. Nada más lejos de la realidad, si necesitas tomar aire un par de minutos, hazlo, siempre y cuando reanudes y continúes la carrera. Mucho más enriquecedor es continuar, y reconocer ese stop como parte del recorrido, que parar y sentir frustración y fracaso, que te llevará al abandono. No solo de ese entrenamiento, sino de los futuros.

Al principio, recuerda, lo importante es salir, sumando días y sumando minutos y kilómetros.

Hazlo fácil para ti

Deja a un lado los condicionantes: es que es mejor en ayunas, es que luego me tengo que duchar, no me sirve de nada hacerlo a estas horas… Recuerda que tu primer objetivo es conseguir un hábito, no hacerlo todo perfecto.

Póntelo fácil: escoge el mejor momento para ti, aquel en el que sueles tener energía y que te vaya a suponer menos esfuerzo y pereza. Hay dos tipos de personas, las que se levantan con mucha energía, y se van activando a lo largo del día, y las que se levantan con mucho sueño y se van activando hasta la noche.

Si eres de las segundas, aprovecha la última hora de la tarde. Incluso, te recomiendo no tener que pasar demasiado por casa, para evitar apalanques.

Si eres de las primeras, probablemente sea mejor a primera hora, antes de cumplir con tus obligaciones.

Algunas personas asocian salir a correr con llegar fatigado y cansadx a casa. Sin embargo, correr supone en la mayorías de las ocasiones todo lo contrario: es un chute de energía y de activación a tu cuerpo y mente. Estoy segura de que conoces runners que comienzan su día con una carrera matutina, y es precisamente por este motivo.

Ahora en verano, lejos de ser un mal momento, es el mejor del año. El día tiene muchas horas de luz y una temperatura muy agradable en las horas extremas (cuando más disponibilidad tenemos).

Las vacaciones son un descanso y retiro de tu trabajo y de tu monotonía. ¿Acaso dejas de comer cuando estas de vacaciones? ¿Te dejas de duchar? Seguro que no. Llévate el running en la maleta. Lo bueno que tiene este deporte, es que solo necesitas tus piernas y unas zapatillas para hacerlo.

¿Solo/a o acompañado/a?

Mi recomendación siempre es hacerlo a solas, por los siguientes seis motivos:

  1. No dependes de los horarios de nadie.
  2. No te ves en la tesitura de justificar un “hoy no quiero”.
  3. Es algo que haces por ti, tu salud y tu autoestima. Depender de que alguien te acompañe, te puede resultar paradójico y contraproducente.
  4. Te puede generar una presión negativa: tiene mejor forma que tú y te supone muchísima fatiga, y esto nos lleva a comparaciones.
  5. Es un momento y un espacio personal para ti.
  6. Te permite flexibilizar y atender tus propias necesidades.

Esto no quiere decir que no pueda ser una buena idea ir acompañado. Depende de cómo seas tú y del tiempo que estés dispuesto a ir de la mano. Este planteamiento de ir en general a solas, no es incompatible con salir en pareja o en grupo en alguna ocasión. Las excepciones permiten que una norma o una regla resulte adaptativa en tu vida.

Mindful–running

Te sucederá que aparecen pensamientos en tu cabeza que, de alguna manera, te absorben tu energía, produciéndote un estado emocional negativo y una pérdida de motivación repentina.

Es importante que tengas unos “mantras” o pensamientos que tú mismo generes para mantener tu motivación y satisfacción por lo que estás haciendo. No podemos pensar dos cosas a la vez, así que el hecho de usarlos, resulta incompatible con tener pensamientos negativos.

  1. He salido a correr, ¡y yo que pensaba en no hacerlo! Estoy orgullosx de mí.
  2. Podría estar en el sofá, pero aquí estoy, queriendo a mi cuerpo, amándolo.
  3. Noto el efecto de las endorfinas en mi cerebro. Estoy vivx.
  4. Cada paso que doy, es un paso menos.
  5. Sé que me sentiré muy bien cuando termine.

Más importante y efectivo que los mantras, es focalizar tu atención en lo que estás haciendo, practicando la atención plena, mediante el mindul–running.

El mindful-running consiste en practicar la carrera consciente. Estar conectado psicológicamente con las sensaciones de tu cuerpo.

Una manera sencilla de hacerlo, sobre todo a niveles principiantes, es rastrear de una en una cada una de tus percepciones mediante tus sentidos:

  • Concéntrate en lo que escuchas. La corriente del río, los pájaros, niñxs jugando en un parque, coches, perros,… y termina en tu respiración. Toma conciencia de ella.
  • Pon la atención en los olores que percibes. Posiblemente a naturaleza. Toma conciencia de los olores que notas.
  • Centra tu atención en lo que ves. El camino, tus zapatillas, las montañas en el horizonte,… Toma conciencia de la belleza de tu entorno.
  • Por último, toma conciencia de lo que notas en tus manos, en tus brazos, abdomen, piernas, y por último, tus pies. Las sensaciones que recorren tu cuerpo y te hacen sentir vivx. Nota y experimenta la vida en tus sensaciones corporales.

Ahora que ya has invertido un par de minutos en leer esta información, te sugiero que dejes de pensar. Deja las justificaciones en casa, coge tus zapatillas, y… ¡A por ello!

Referencias

Estévez Díaz, M. (2013). Relación entre la insafisfacción con la imagen corporal, autoestima, autoconcepto físico y la composición corporal en el alumnado de segundo ciclo de Educación Secundaria de la ciudad de Alicante. Universidad de Granada.

Gempeler, J., Rodríguez, M., Patiño, C., Rogelis, A., Erazo, C., & Pérez, V. (2016). Hacia un cuerpo funcional: Un abordaje novedoso a las alteraciones de la imagen corporal en los trastornos de la conducta alimentaria. Revista mexicana de trastornos alimentarios7(1), 64-70.

Panno, B. (2018). Mindful Running: Letting go of Mindlessness and Finding Happiness through Running. eBookIt. com.

De Petrillo, L. A., Kaufman, K. A., Glass, C. R., & Arnkoff, D. B. (2009). Mindfulness for long-distance runners: An open trial using Mindful Sport Performance Enhancement (MSPE). Journal of Clinical Sport Psychology3(4), 357-376.

Rueda, J. G. (2007). La corporalidad funcional como meta terapéutica en el trabajo cognoscitivo-comportamental de los trastornos de la imagen corporal en los TCA: una reconceptualización. Revista colombiana de psiquiatría36(3), 451-459.ISO 690

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